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En el marco de un proyecto LED, muchas empresas han podido implantar la regulación de su iluminación, gracias sobre todo a la tecnología DALI. Más allá del ahorro energético generado por la implantación de los LED, ¿hasta dónde puede llegar esta tecnología, sobre todo en lo que respecta al confort y la experiencia de los ocupantes?
¿Qué es la regulación?
La regulación consiste en modular el flujo de una fuente luminosa (un grupo de lámparas, por ejemplo) a partir de un dispositivo de control. Cuanta más luz solar haya, más podrá el sistema reducir la iluminación de las lámparas interiores manteniendo el mismo nivel de luz durante todo el día.
Controlar la iluminación para ahorrar energía
Un sistema que permite modular la intensidad de la iluminación en función de las necesidades reales de las zonas de un edificio genera naturalmente un ahorro de energía: menos iluminación significa menos consumo.
Sin embargo, maximizar el retorno de la inversión de la instalación de un sistema de este tipo depende de varios parámetros:
- Algunos edificios se beneficiarán más de la tecnología que otros debido a su exposición a la luz, la superficie acristalada, el potencial lumínico de cada espacio, etc.
- El primer paso es sustituir todas las lámparas por LED, que consumen hasta un 80% menos de electricidad que las bombillas incandescentes tradicionales.
- Este sistema no es suficiente a escala de un edificio. Es esencial invertir en inteligencia que pueda controlar el sistema para ajustar automáticamente la luminosidad deseada a distancia.
- Aunque los sistemas de regulación pueden generar ahorros energéticos, el mayor consumidor de energía sigue siendo la calefacción.
La experiencia del ocupante en el centro de la reflexión energética
Pocos abordan el tema de los edificios inteligentes desde la perspectiva del confort y las condiciones térmicas. El tema de la calefacción es el que más se asocia a esta noción de confort, pero no es el único factor que influye. La iluminación de un edificio comercial tiene un impacto significativo en la experiencia y la sensación de los ocupantes.
La exposición a niveles bajos de luz durante el día y a luz brillante por la noche puede alterar el reloj biológico.
Algunos estudios apuntan incluso a las consecuencias sobre la calidad y cantidad del sueño y, por tanto, a una fuente de alteración del estado de ánimo, una fuente de estrés y, en última instancia, una causa de degradación de la salud. Por el contrario, un entorno bien iluminado puede mejorar el rendimiento y ayudar a las personas a disfrutar de un sueño más profundo y reparador. Un círculo virtuoso de productividad, energía y bienestar.
Un estudio realizado por el Lightning Research Centre examinó este tema en detalle: los participantes que trabajaban en cinco edificios de oficinas estadounidenses llevaban un medidor de luz en verano y en invierno para evaluar su exposición a la luz. También registraron sus horas de sueño, sus horas de vigilia y su estado de ánimo. Las personas que estaban expuestas a una luz brillante entre las 8 de la mañana y las 5 de la tarde declararon menos trastornos del sueño y depresión.
Una buena iluminación también elimina el deslumbramiento y las sombras, reduciendo el riesgo de caídas. Esto es especialmente importante en entornos de trabajo peligrosos donde la salud y la seguridad son primordiales, ya que los resbalones y tropiezos son responsables de una cuarta parte de las lesiones graves.
Por último, controlar la iluminación modulando su intensidad también puede crear diferentes ambientes en distintos momentos del día o en distintas zonas. En el comercio minorista, por ejemplo, la puesta en escena de la iluminación es un elemento importante del concepto, ya que permite destacar los productos por zonas.
En Eficia hacemos todo esto y más, llevando la tecnología más allá para optimizar el uso diario de la iluminación y otros equipos consumidores de energía.